Nuestros días en Noruega estaban llegando a su fin, parece mentira que por fin vayamos a conseguir llegar a Kirkenes, nuestra meta en este país.
Pero antes de esto, paramos a visitar el pequeño pueblo de Bugøynes un pueblecito de casas de madera cuya principal peculiaridad es que la mayoría de sus habitantes hablan finés hecho que queda patente cuando ves las dos banderas que ondean en la entrada del pueblo, la Noruega y la Finlandesa.
El pueblo es una monada aunque no tiene más que un par de calles, una bonita playa y una zona portuaria dedicada principalmente a la pesca del cangrejo real. Dimos un agradable paseo y proseguimos con nuestra ruta.
Ya habíamos leído que Kirkenes no tenía ningún atractivo especial, hecho que podemos confirmar, no vale nada. Pero tiene la gracia de que la mayoría de sus calles, comercios, supermercados y carteles varios están escritos en Noruego y Ruso.
Llegamos al anochecer, pasamos noche y al día siguiente amaneció lloviendo y con frío, parece mentira que estemos a la misma longitud que el Cairo, con el solete que deben tener ahí! Para los que no os lo creáis miraros un mapa como hicimos nosotros tras leer esto en la guía y veréis lo lejos que hemos llegado! A nosotros nos parece alucinante!
Aun con este día de perros nos aventuramos a dar una vuelta por la ciudad acompañados por algunos de los pasajeros del Hurtigruten que aquí hace su última parada, se nota cuando el barco ha llegado a puerto porque se llena la ciudad de turistas con una tarjetita colgando del cuello y paraguas, un utensilio no utilizado por los autóctonos quienes suelen llevar ropa impermeable.
Vimos las dos principales calles comerciales de la ciudad y pudimos darnos cuenta de lo difícil que es el ruso, si algún día nos adentramos en este país ya nos podemos preparar para no saber pronunciar ni una sola palabra! Menos mal que ya tenemos un par de amigos rusos, quienes nos han invitado a conocer su país, que nos podrían sacar de algún que otro apuro!
Y para acabar de hacer la gracia ya que estábamos ahí nos fuimos hasta Grense Jakobselv, un pueblo de cuatro casas perdido en la nada separado solamente por un pequeño río del territorio ruso y situado a orillas del mar de Barents.
Al aproximarse a la zona varias señales avisan de la prohibición de hacer fotografías o vídeo a cualquier militar o infraestructura que se encuentre en Rusia, y a su vez hacen hincapié en que no se te ocurra cruzar el río pues puedes tener un serio problema.
Al ir recorriendo el río de camino hacia el pueblecito varios pilones de madera indican la separación de territorios. En el lado Noruego son de color amarillo mientras que en el Ruso son verdes y rojos. Hacer click sobre la foto para que se amplíe y podáis apreciar el pilón del lado ruso.
Al llegar al pueblo nos encontramos con una sorprendente iglesia de piedra, absolutamente desconcertante además de por el estilo por el tamaño, ya que para cuatro casas tenían una pedazo iglesia!
Lo curioso es la historia de esta, fue construida en 1869 como respuesta a la petición de los pescadores noruegos quienes se quejaban de que los barcos rusos cruzaban a sus aguas a pescar. Pensaron que al construir la iglesia esta serviría de frontera religiosa impidiendo así la entrada ilegal en su territorio.
Regresamos hacía Kirkenes planteándonos que la dificultad que tiene entrar en Rusia es lo que motiva a dar un paseo por un lugar cercano a su frontera y hace que esto sea un atractivo turístico, jamás se nos ocurriría ir a dar una vuelta por la frontera andorrana, y cuidado allí también hay bastante control! Igual nos lo planteamos para la vuelta, fin de semana rodeando Andorra!
Así pusimos fin a tres meses en este país de ensueño, hemos recorrido de sur a norte conociendo los principales atractivos de este lugar pero conscientes de que nos queda mucho por descubrir!
Es un país precioso que requiere tiempo para poderlo conocer bien y disfrutarlo, pues las carreteras son lentas (y no tan malas como se lee por internet) y hay muchísimos rincones donde parar a disfrutar y estar unos días gozando del entorno.
En nuestra opinión la naturaleza de este país es tan impresionante que deja a las ciudades en un quinto plano! Por lo que si no tenéis demasiado tiempo no les dediquéis ni 5 minutos. Aunque nosotros somos de la opinión, ya que lo que no nos falta es tiempo, que para conocer bien un lugar hay que verlo todo y ver dónde vive la mayor parte de la población y eso por desgracia es en los núcleos urbanos.
También nos llevamos muy buena impresión de sus habitantes. En un inicio nos basábamos en el tópico de que los nórdicos son fríos, jeje, pero la verdad que nosotros nos hemos encontrado con gente muy amable, abierta y con mucho sentido del humor. Hay que destacar que el nivel de inglés de prácticamente el 100% de la población es perfecto cosa que ayuda en la comunicación.
El pueblo es una monada aunque no tiene más que un par de calles, una bonita playa y una zona portuaria dedicada principalmente a la pesca del cangrejo real. Dimos un agradable paseo y proseguimos con nuestra ruta.
Ya habíamos leído que Kirkenes no tenía ningún atractivo especial, hecho que podemos confirmar, no vale nada. Pero tiene la gracia de que la mayoría de sus calles, comercios, supermercados y carteles varios están escritos en Noruego y Ruso.
Llegamos al anochecer, pasamos noche y al día siguiente amaneció lloviendo y con frío, parece mentira que estemos a la misma longitud que el Cairo, con el solete que deben tener ahí! Para los que no os lo creáis miraros un mapa como hicimos nosotros tras leer esto en la guía y veréis lo lejos que hemos llegado! A nosotros nos parece alucinante!
Aun con este día de perros nos aventuramos a dar una vuelta por la ciudad acompañados por algunos de los pasajeros del Hurtigruten que aquí hace su última parada, se nota cuando el barco ha llegado a puerto porque se llena la ciudad de turistas con una tarjetita colgando del cuello y paraguas, un utensilio no utilizado por los autóctonos quienes suelen llevar ropa impermeable.
Vimos las dos principales calles comerciales de la ciudad y pudimos darnos cuenta de lo difícil que es el ruso, si algún día nos adentramos en este país ya nos podemos preparar para no saber pronunciar ni una sola palabra! Menos mal que ya tenemos un par de amigos rusos, quienes nos han invitado a conocer su país, que nos podrían sacar de algún que otro apuro!
Y para acabar de hacer la gracia ya que estábamos ahí nos fuimos hasta Grense Jakobselv, un pueblo de cuatro casas perdido en la nada separado solamente por un pequeño río del territorio ruso y situado a orillas del mar de Barents.
Al aproximarse a la zona varias señales avisan de la prohibición de hacer fotografías o vídeo a cualquier militar o infraestructura que se encuentre en Rusia, y a su vez hacen hincapié en que no se te ocurra cruzar el río pues puedes tener un serio problema.
Al ir recorriendo el río de camino hacia el pueblecito varios pilones de madera indican la separación de territorios. En el lado Noruego son de color amarillo mientras que en el Ruso son verdes y rojos. Hacer click sobre la foto para que se amplíe y podáis apreciar el pilón del lado ruso.
Al llegar al pueblo nos encontramos con una sorprendente iglesia de piedra, absolutamente desconcertante además de por el estilo por el tamaño, ya que para cuatro casas tenían una pedazo iglesia!
Lo curioso es la historia de esta, fue construida en 1869 como respuesta a la petición de los pescadores noruegos quienes se quejaban de que los barcos rusos cruzaban a sus aguas a pescar. Pensaron que al construir la iglesia esta serviría de frontera religiosa impidiendo así la entrada ilegal en su territorio.
Regresamos hacía Kirkenes planteándonos que la dificultad que tiene entrar en Rusia es lo que motiva a dar un paseo por un lugar cercano a su frontera y hace que esto sea un atractivo turístico, jamás se nos ocurriría ir a dar una vuelta por la frontera andorrana, y cuidado allí también hay bastante control! Igual nos lo planteamos para la vuelta, fin de semana rodeando Andorra!
Así pusimos fin a tres meses en este país de ensueño, hemos recorrido de sur a norte conociendo los principales atractivos de este lugar pero conscientes de que nos queda mucho por descubrir!
Es un país precioso que requiere tiempo para poderlo conocer bien y disfrutarlo, pues las carreteras son lentas (y no tan malas como se lee por internet) y hay muchísimos rincones donde parar a disfrutar y estar unos días gozando del entorno.
En nuestra opinión la naturaleza de este país es tan impresionante que deja a las ciudades en un quinto plano! Por lo que si no tenéis demasiado tiempo no les dediquéis ni 5 minutos. Aunque nosotros somos de la opinión, ya que lo que no nos falta es tiempo, que para conocer bien un lugar hay que verlo todo y ver dónde vive la mayor parte de la población y eso por desgracia es en los núcleos urbanos.
También nos llevamos muy buena impresión de sus habitantes. En un inicio nos basábamos en el tópico de que los nórdicos son fríos, jeje, pero la verdad que nosotros nos hemos encontrado con gente muy amable, abierta y con mucho sentido del humor. Hay que destacar que el nivel de inglés de prácticamente el 100% de la población es perfecto cosa que ayuda en la comunicación.
Solo le podemos encontrar una pega: es muy caro!
Hasta pronto Noruega!! Nos volveremos a ver!!
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