Para
finalizar nuestra ruta por Toscana aún nos quedaban un par de sitios
pendientes, Siena y Pienza. Aunque en Barga habíamos conocido a un tendero que
nos recomendó mil y un sitios que visitar, la realidad es que no disponemos de
tiempo infinito con lo que decidimos reducir sus recomendaciones a estos dos
destinos.
Nuestra
primera parada fue Siena, fundada según cuenta la leyenda por el hijo de Remo
por lo que el símbolo de la loba amamantando a Rómulo y Remo se repite
constantemente por toda la ciudad.
Lo
que por un lado fue una desgracia para sus habitantes y gobernantes, ha sido
una bendición para el turismo, pues la falta de inversiones hizo que no se
renovara ni se hicieran nuevas construcciones con lo que hoy en día el centro histórico
se conserva sin muchas alteraciones.
En
fin, después de esta pequeña introducción os explicaremos como fue nuestro
agradable paseo por Siena. Llegamos a la ciudad y nos encontramos con el mismo
problema de siempre, dónde aparcar. Encontramos un parking para autocaravanas con tarifa, cara, para todo
el día, otro en el que nos daba miedo dejar la furgo y obviamente prohibición en todos los cercanos al centro.
Como siempre nos tocó dar vueltas, hasta que encontramos un parking al
lado de un complejo deportivo donde habían bastantes Ac’s aparcadas (tenían toda
la pinta de ser las ac’s de los vecinos de la zona). Aunque el parking estaba
alejado del centro, hay una parada de autobús justo al lado, donde hay el bus
nº 9 que te lleva al centro. (Todo esto lo descubrimos gracias a un abuelete
que nos ayudó a enterarnos de cómo iban las líneas de los buses).
Bien,
llegamos al centro y nos encontramos con la curiosa Piazza del Campo que tiene la
peculiaridad de ser muy inclinada. Vamos, que no sirve para echarse un
partidillo de fútbol! Rodeada de bonitos edificios y del Palazzo Comunale con su impresionante torre de 102 metros esta
plaza es el corazón de la ciudad.
El
paseo siguió por sus bonitas calles empedradas hasta llegar a la plaza del
mercado, la cual nos recordó mucho a las vistas en nuestros viajes por Francia.
Poco
más tenemos para contar sobre Siena. La visita fue agradable y es un buen lugar
para darse un paseo.
Para acabar nuestro día decidimos irnos a Pienza, Patrimonio de la Humanidad. Pequeñísimo pueblo que nos recibió con un ambiente frío y su iglesia y piazza central en reconstrucción. Es lo que tiene viajar fuera de temporada!
El encanto de Pienza recae en pasear por sus calles y recorrer sus fotogénicos rincones de calles y casas de piedra.
Pienza es conocida por su queso Pecorino (queso de oveja), así que no nos podíamos ir de ahí sin comprar uno. Entramos en una tienda de productos locales y una chica muy agradable nos dio a probar los diferentes Pecorinos, nos quedamos con uno de los curados en hojas de nogal, tampoco nos pudimos resistir a comprar una pieza de Salumi de cerdo. Buenísimos uno y otro!
Con
la despensa cargada de producto local, pusimos punto y final a nuestra etapa
por la Toscana. Recomendable 100%.
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