Día 5 de Enero, furgo preparada, pasajeros a bordo, emprendemos el viaje hacía Italia, Tras un par de días de ruta pasando por la Costa Azul y Mónaco (ambos han pasado a nuestra historia sin pena ni gloria) llegamos al primer pueblo italiano tras pasar la frontera con Francia: Ventimiglia.
Este fue el punto de partida hacía la zona conocida como el Valle de Argentina, aunque no pudimos completar la ruta pensada por los dichosos cortes en las carreteras que nos lo pusieron muy difícil, si que pudimos conocer dos pueblos medievales maravillosos: Pigna y Dolceacqua.
Ambos son pueblos encaramados a las montañas, repletos de callejones y casas apiñadas unas al lado de las otras ( de ahí el nombre de Pigna?). El ambiente frío y la neblina junto con el olor a chimenea, le dieron a estos pueblos un toque muy especial.
Poco más podemos contar sobre ellos, el atractivo principal recae en pasear, perderse por la maraña de callejuelas y en nuestro caso tener la primera toma de contacto con los italianos quienes desde ese momento y hasta hoy han mostrado una gran amabilidad.
Ah!! y disfrutar de un buen desayuno italiano, café y pastel!
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