Al tercer día por la mañana cogimos los chiringos bicicleteros y la familia al completo nos fuimos al centro. Empezamos el paseo por uno de los símbolos de la ciudad, el Bryggen, un conjunto de casas de madera de colores que en el siglo XIV alojaban a los mercaderes del bacalao. La zona a sufrido varios incendios y hoy en día la cuarta parte de los edificios datan de después de el incendio de 1702. Hay que decir que actualmente todas las casas son tiendas o restaurantes y no queda ni rastro de los del bacalao! Aun así la imagen de todas las casas alineadas es bonita pero lo más curioso es pasear por la parte trasera de estos edificios desde donde se pueden apreciar todas las estructuras de madera, los pasillos interiores entre edificios y las fachadas posteriores, eso si, todo lleno de tiendas de souvenirs!
Un poco más adelante entre masas de turistas, aparece el famoso mercado del pescado, un lugar hecho para el guiri, donde hay muchos puestos de pescado, lógicamente, y algunos de verdura y fruta. En los puestos de pescado, además de poder comprar salmón, ballena, gambas, mejillones ... para llevártelos a casa, puedes elegir el pescado o marisco que quieras, ellos te lo cocinan y te lo sirven en las mesas que ya tienen dispuestas para tal menester.
Solo llegar al mercado empezamos a oir español por todos lados, la mayoría de dependientes son españoles, y a la que te ven venir ya te cazan y te dan a probar algunos de sus productos con el objetivo de que compres, pero al vernos a nosotros, solo nos dieron a probar y no nos dijeron ni el precio! Así conocimos casi en cada parada a más de un español, entre ellos muchísimos catalanes, quienes nos contaron que a los jefes noruegos les gusta contratarlos pues a este mercado llegan muchos clientes catalanes que se dejan bastante dinero y quieren que se les atienda en su lengua, claro que si! Así que muy majos ellos nos dieron aprobar salmón salvaje (buenísimo!), salmón ahumado y ballena y tras hablar un rato con cada paisano que nos íbamos encontrando dejamos el mercado para seguir nuestro paseo.
Ya con el estomago lleno nos fuimos a ver Johanneskirke, una grande y bonita iglesia en la zona universitaria y de museos, con toda la fachada de color rojo. Muy curiosa!
Continuamos hasta la punta de este barrio que finaliza en el Aquarium y de camino nos encontramos con esta curiosa playa urbana! Como son estos noruegos!
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