Realmente esta entrada no sabemos ni como empezarla. Como reducir la
esencia de Firenze a varios párrafos? Como simplificar todo lo que vimos? No
podemos y menos si no queremos entrar a describir uno a uno la multitud de
lugares increíbles que conocimos, porque sino esto se convierte en uno de esos
blogs que lees por ahí que son un cúmulo de fechas, nombres y explicaciones
técnicas que aunque quisiéramos no seríamos capaces de contaros.
Así que lo mejor será que empecemos por el principio.
Llegamos a Firenze y nos fuimos de cabeza al camping Michelangelo, pues
habíamos leído que estaba muy bien situado y que además tenia unas vistas
preciosas de la ciudad. Genial, llegamos y nos encontramos con un cartel enorme
que decía que el camping estaba cerrado! Como? Pero si en todos lados decía que
estaba abierto todo el año!! De verdad que los dioses romanos se han puesto de
nuestro lado en este viaje ...eh!
Al menos en ese mismo cartel nos daban una opción. Un poco alejado del
centro habían hecho un área de autocaravanas nueva, en fin, decidimos ir hacía
ahí, que más podíamos hacer?
Llegamos y nos quedamos alucinados. Un área preciosa, parcelas
amplias y con césped, baños casi nuevos
a estrenar, lavandería ... en fin un lujo por tan solo 22€ la noche. Un carril
bici que bordea el río Arno te lleva al centro de Firenze. Nos instalamos, dejamos
a las perras y nos fuimos a dar el primero paseo vespertino por la ciudad.
Desde ese momento hasta pasados 3 días, no paramos de hacer fotos!
Impresionante Florencia!
Casi en cada esquina tienes una iglesia, una torre, un palacio, un
museo, un puente y un Bangladeshi vendiéndote palos para hacerte selfies
(En el momento de la visita, 2015, nosotros no sabíamos de la existencia de esta nueva revolución,que consiste en
un palo extensible donde pones tu móvil y te haces autofotos, ya casi nadie camina sin un maldito palo de
selfie en la mano).
Para nosotros lo más impresionante de la ciudad sin duda es la
Piazza del Duomo, donde evidentemente esta el Duomo y su campanario, el
Battisterio y el Museo dell'Opera. Comprando una entrada conjunta puedes
visitar los elementos que conforman la plaza.
El Duomo debe ser impresionante, decimos debe porque cuando llegamos a
visitarlo nos habían cerrado. Eso sí, nos dio tiempo de subir a visitar la cúpula
construida por Brunelleschi que tiene la peculiaridad de haberse construido sin haber utilizado ningún
armazón, los frescos son realmente preciosos y las vistas
de la ciudad después de subir 463 escalones valen realmente la pena.
Acto seguido de subir a la cúpula tuvimos la genial idea de subir al
campanario con sus 414 escalones, Irene casi muere en el intento aunque
nuevamente la recompensa de las vistas tanto de la ciudad como de la cúpula
valieron la pena.
Al bajar nos fuimos a ver el battisterio, nos quedamos sin palabras. El
tono dorado de toda la decoración es realmente impresionante. Te sientas en los
bancos, levantas la cabeza y no sabes ni a donde mirar. Realmente increíble!
Otro elemento icono de la ciudad que nos gustó mucho fue el Palazzo Vecchio y su peculiar torre d'Arnolfo.
Nos gustaría destacar también el Mercado Central, es un enorme mercado
de dos plantas. En la planta baja hay la vida normal de un mercado con sus
paradetas de alimentos y en la planta de arriba han montado una serie de
puestecitos donde puedes probar diferentes productos locales. Nos recordó al mercado de San Miguel de Madrid. Está hasta las
doce de la noche y es una buena alternativa para desconectar del arte que
rebosa en la ciudad.
A parte de los diferentes edificios hay muchísimos museos.Nosotros no
entramos a ninguno de ellos porque preferimos callejear y no sabemos valorar
esas inmensas galerías pero para las personas que si lo saben valorar realmente
hay un sinfín de museos que conocer.
Para nosotros fue suficiente con la copia del David que hay en la entrada de la Galleria degli Uffizi.
Lo que si que nos interesa a nosotros es la comida y en Firenze ha sido
por el momento el único sitio donde hemos podido ver en vivo y en directo la
elaboración de unos raviolis rellenos, en este caso de crema de salmón. Menuda
artista! Como estiraba la pasta, que arte haciendo cada uno de los raviolis,
nos quedamos impresionados!
Otra de las cosas curiosas que nos encontramos fue la librería Diógenes, una imagen vale más que mil palabras...
A modo de anécdota nos llamó la atención una pequeña tienda que
elaborada belenes temáticos,belén japonés, chino, francés y como no, tenían un
belén a la española, topicazo tras topicazo. Y siguiendo con los homenajes a España, nos encontramos con esta señal. Hasta los florentinos se han dado cuenta que hay que acabar con esta cruel tradición, que empobrece y mancha la imagen de nuestro país.
Tras esta tontería de los belenes ponemos punto y final a la entrada de Firenze. Sin duda
ciudad super recomendable, es muy turística y agotadora pero todos los
esfuerzos valen la pena.