El primero de ellos Søndervig centra su actividad en el turísimo veraniego, repleto de tiendas, restaurantes, centros de ocio, minigolf, bolera, etc..pero siempre manteniendo la harmonía con el entorno con casas bajas y respetando las zonas dunosas cercanas a la playa.
El día que llegamos, como no es raro en este país, estaba lloviendo y unos días antes habíamos comentado que sería divertido hacer una partida de bolos. Así que las infraestructuras turísticas del lugar nos vienieron como anillo al dedo y nos pasamos una tarde muy divertida en la bolera!Lo más destacable y muy recomendabe del pueblo es el festival de esculturas de arena que hacen cada verano y es visitable de principios de junio a finales de septiembre. La entrada vale unos 5€ y merece mucho la pena. Muy recomendable a todo el mundo.
Cada año eligen una temática, este año era Roma, y los artistas desarrollan sus propuestas, hacen un gran muro que rodea el recinto donde se muestra la evolución del imperio romano, desde la loba con Rómulo y Remo hasta su declive.Además en el centro se encuentran varias figuras de carácter libre, podíamos ver principalmente gladiadores y esclavos hechos desde puntos de vista distintos y utilizando diversas técnicas para trabajar la arena.
Nosotros fuimos el día antes del estreno y pudimos ver a los artistas manos a la obra acabando toda esta gran escenografía. Entre ellos encontramos a varios españoles con quienes pasamos un rato hablando, nos explicaron un poco como llevan a cabo el proceso creativo y nos invitaron a acudir al día siguiente y ver todas las piezas acabadas. Y así hicimos, nunca hay que rechazar una invitación!
La verdad que nos encantó! Os dejamos algunas fotos para que podaís disfrutarlo!
Tras pasar un par de días en Søndervig decidimos continuar hacia el sur con destino Hvide Sande (Playa Blanca). Es un pueblo muy bien colocado pues es la puerta de salida al mar desde el fiordo. Este hecho hace que se encuentre divido en tres zonas, con una isla en el medio donde se encuentra la parte más industrial del puerto.
El pueblo en si, si no eres amante del surf, no vale nada pero encontramos un parking al lado de la playa repleto de furgonetas y autocaravanas donde pasamos tres días estupendos! Creemos que eramos los únicos de todo el parking que no eramos alemanes y que no prácticabamos surf.
Era la invasión de los surfistas alemanes! Desde el amor hacia ellos! Nos acogieron estupendamente y el segundo día por la mañana conocimos a David, alemán hijo de cántabros con quien pudimos pasar un buen rato hablando y chocando el puño a su hijo, el pequeñajo Raúl! Un saludo a toda la familia si leéis esto algún día, a ver si nos vemos en Flensburg!
Así acabó nuestra ruta por la costa de Jutland, próxima parada LEGOLAND!
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